"Ciertas cosas no tienen remedio. Muchos minutos grabados, un paseo inolvidable compartido, mucha simpatía, una perra maravillosa y nada. No sale nada. Si bien no se trata de la angustia del papel en blanco que tanto ha mortificado a poetas y a escritores, el hecho es que nada de lo escrito me gusta. Esto de que el entrevistado nos de un gran feeling es terrible. Las palabras parecen vaciarse de significado y todo lo redactado carece de sentido. Entonces es que podemos decir: Liana Trevisi y Enrique Ducournau son encantadores. Hubiéramos querido escribir que si bien en el plano teórico las líneas paralelas no se encuentran nunca, en la vida, a veces el viento logra el milagro y las cruzas. Dos líneas que supuestamente iban juntas por el universo se encuentran un día y ¡zas!, aparece el amor, los paseos maravillosos que brindan a sus clientes. Aparecen los atardeceres maravillosos que nos regalaron, la zambullida de Daniel y Ricardo en las aguas azules, la divertida y cosmopolita vida de Liana, la paciencia de Enrique para colocar piedras como lo haría un monje zen. Siento realmente no poder traducir todo eso, pero también los periodistas nos quedamos en blanco."